Después del partido del sábado voy a postular una hipótesis (todavía no hay evidencia para comprobarla) ligeramente optimista sobre el futuro de la selección española.
Hace ya bastantes años que entró en vigor la llamada ley Bossman según la cual no puede ponerse ningún tipo de trabas a los jugadores comunitarios para que jueguen en cualquier país de la Unión. Muchos vieron en esa ley la sentencia de muerte del fútbol español, o mejor dicho, la de los futbolistas españoles (cómo si alguna vez hubieran "nacido") puesto que sería mucho más difícil hacerse un hueco en los equipos de La Liga.
Pero la gente olvidaba la otra cara de la moneda; los jugadores españoles podrían jugar libremente en otras ligas. Y ahora estamos empezando a ver cómo, por primera vez en la historia, España está exportando jugadores a equipos importantes de nuestro continente. ¿Y cómo repercute esto a la selección?
Los que alguna vez hemos jugado a fútbol sabemos que hay dos cosas fundamentales que afectan al rendimiento de un jugador:
- La primera es el
estado físico: En ocasiones se ha argumentado que uno de los problemas del equipo español és la competitividad de su liga que hace que lleguen muy cansados a las citas importantes. Si eso fuera lo que impide a España ganar mundiales, ni Italia, ni Brasil, ni Argentina deberían tener ni uno solo, puesto que sus jugadores juegan en España o en Italia, cuya liga es incluso más exigente (desde un punto de vista físico) que la española.
- La otra es el
estado anímico:Ahí es donde está el meollo de la cuestión. Ya he defendido en otras ocasiones que los jugadores de la selección española asumen su papel de segundones cuando se enfundan la camiseta roja. Tal vez, el problema es que los jugadores sean segundones no sólo en la selección. Me explico. Los mejores jugadores de la selección normalmente venían del Madrid y del Barça dónde hay estrellas internacionales que copan toda la atención. Es decir, ya en sus clubes de origen los jugadores son segundones; y claro, no pueden desprenderse de ese papel cuando juegan con España. Pero la llegada a la selección de jugadores "exportados" a otras ligas puede canviar el círculo vicioso en el que la selección estaba sumida. Los jugadores que vienen de otras ligas juegan un papel de protagonistas en sus Liverpool, Chelsea, etc. y eso hace que se sientan importantes en sus equipos y, en consecuencia, en la selección. Como botón de muestra véase el partidazo del sábado de Luis García, un segundón en el Barça que ahora es protagonista en el Liverpool y las declaraciones de Raúl (un segundón) del otro día: "hace diez años que estoy en la selección y nunca había visto un equipo de esta calidad". Lo que él llama calidad, yo lo llamo mentalidad.
Esta hipótesis hace que uno pueda ser optimista, si se siguen exportando jugadores, sobre el futuro no inmediato (no nos engañemos otra vez) de la selección.